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martes, 12 de julio de 2011

No podría


Despertar un buen día y ver que todo ha cambiado. No sólo un cuerpo herido, maltrecho, reconstruido. No sólo la inmovilidad que el recuperarse plenamente exige. Despertar en un hospital y no saber dónde estás. Y cada que pronuncio tu nombre no me dicen las cosas claramente. Hay que descansar.

No me oculten la verdad. Díganme qué pasó, díganme dónde estás. Tanta renuencia sólo me huele a que ha pasado lo peor. No me lo quiero imaginar, y nadie me lo quiere negar o confirmar. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¿Cómo estás? ¿Cuándo te veré?

Llegar a la idea de que ya no estás. De que ya no te veré. No, no podría. No sé si yo tendría la fuerza, la templanza, la paciencia, el valor necesario para afrontar una vida sin ti. No así. No arrancado de tajo y sin tiempo de despedidas.

Dios todo lo hace por un motivo.  Es de las pocas cosas que tengo claras en esta vida. Pero si yo estuviera en su lugar, no podría afrontarlo. Por fortuna, yo no soy ella. Ella siempre fue más alegre, más paciente, más madura que yo. Y él siempre fue animado, bondadoso y tierno. Confío que desde donde está la cuidará y la guiará.

Templanza, fortaleza. Cordura. Mis oraciones están con Liz. Porque Rodrigo ya descansa en paz y él ya está con Dios.

lunes, 27 de junio de 2011

Creaciones


Te invento. Ya no te recuerdo y es por eso que te invento. Recortes del pasado, de lo que me gusta creer que eres, fuiste o serás, retazos de lo que me han contado que eras, imaginaciones de lo que pienso que puedes ser.

Voy hilando el pasado ajeno con el presente irreal y las ensoñaciones del futuro y te invento. 

A veces me haces sonreír pero en general, me haces llorar. Nunca fuiste eso que invento ahorita. Nunca sabré lo que eres o lo que piensas. Pero me divierto mientras te creo a mi gusto y semejanza, o quizá a mi diferencia. Busco los puntos comunes para que tengamos un punto de partida, un diálogo imaginario. Yo digo y tú te esperas a que yo acabe de decir antes de hablar. Bien sé que eso jamás pasaría en la vida real, pero en mi mente, donde te hago y deshago a placer, puede ser todo posible menos lo imposible: que estés aquí.

Te guardo en el cajón de los recuerdos cuando me aburres y otro día te saco, te quito esto y te añado aquello. te vuelvo a inventar. Mi creación más bella: irreal. Lo que siempre serás porque lo real jamás me contentará.

jueves, 26 de mayo de 2011

Aniversario


Todos los años, en la misma fecha, su mente viajaba hacia ella. Sacaba del cajón el viejo marco con la foto de lo que alguna vez fuera una pareja y sacaba de atrás de la foto la carta, ya vieja y roída por el paso de los años y de tantas veces que se había doblado y desdoblado el papel. Siempre leía la carta, dolorosa como la primera vez, punzante como una daga clavada de forma certera para hacer sangrar, pero no matar. Sin embargo, en esta ocasión, el hombre se armó de valor y rasgó primero un pedazo, con manos temblorosas. Fue una liberación. Una vez arrancado el primer trozo de papel, los demás fueron fáciles, dulces, catárticos. Con cada pedazo, con cada palabra que se hacía añicos, un peso mayor y mayor se iba levantando de su corazón. Un "Te amo, pero" cayó por acá un "ya no puedo más" cayó por allá un "no me busques" voló por la ventana. Al final no quedaba más que confetti. Y un marco que parecía de museo, ostentando a una pareja que nunca fue.

Después de más de veinte años de luto en el cumpleaños de ella, él finalmente se sentía libre. El fantasma de aquél viejo amor ya no lo acechaba. De haber sabido que el hechizo había empezado con la carta de despedida de ella, la habría roto muchísimo antes. ¡Qué bien sabía la Libertad!

Abrió la puerta y dio un paso fuera de la casa. Pensó "Adiós, mi amor, para siempre" y caminó para jamás regresar a esos cuartos vacíos, olor a calabozo y perdición. Una nueva vida le esperaba.